Un vehículo eléctrico (VE) es aquél que utiliza uno o varios motores eléctricos para su propulsión, utilizando la energía almacenada en baterías. Entre las principales ventajas que presenta, frente a un vehículo convencional, destacan las siguientes:

  • Más sostenible y amigable con el medio ambiente, ya que proporciona una mayor eficiencia en el uso de los recursos: el consumo de energía se reduce un 50%. Además, no emite gases contaminantes durante la conducción. 
  • Menos gastos de mantenimiento: su mecánica es muy simple por lo que los gastos de mantenimiento se reducen. Por ejemplo, no requieren cambios de aceite. 
  • Más silenciosos: el motor eléctrico apenas emite ruido, con lo que durante la conducción, sólo se escucha el rozamiento de los neumáticos con el asfalto. 
  • Prioridad en la circulación por ciudad, al poder circular por los carriles bus. Además en Sevilla, los vehículos eléctricos de personas físicas empadronadas en la ciudad están exentos de pago en las zonas reguladas siempre y cuando hayan solicitado y obtenido el distintivo correspondiente. 
  • La batería se carga fundamentalmente de la red eléctrica, siendo el precio del kWh el que marca el consumo del vehículo eléctrico.

La autonomía de un vehículo eléctrico depende del modelo y de la batería. Con las baterías de litio, más avanzadas tecnológicamente, puede alcanzarse una autonomía superior, aunque en la mayoría de los casos suele oscilar entre los 150-200 Km.

Actualmente el precio de adquisición de los vehículos eléctricos es más elevado que el de los vehículos tradicionales. Sin embargo, tanto el coste de la energía que los impulsa como los gastos de mantenimiento son más bajos. 

Dentro de la gama de vehículos eléctricos se encuentran los eléctricos puros y los vehículos híbridos, en los que se combina un motor de combustión interna y uno o varios motores eléctricos.

Dentro de los híbridos se encuentran también los vehículos propulsados a gas, otra alternativa más de movilidad sostenible que está permitiendo mejorar la calidad del aire de las ciudades, tanto en su forma comprimida (GNC) como líquida (GNL).